Por Marcelo Mauricio Carmena Castro
Está claro que la IA ya no es cosa del futuro, sino una realidad presente con la que debemos aprender a convivir. En un mundo donde cada vez se exigen resultados más inmediatos y eficientes, aparece una tecnología capaz de dar soluciones cada vez más rápidas y eficientes. ¿Y esto a qué nos lleva? Si las tareas que solíamos hacer ahora mismo se pueden hacer en la mitad del tiempo y de una mejor manera, ¿Qué queda para nosotros? Hasta aquí, solo podemos darnos cuenta en estas tres líneas anteriores de que la inteligencia artificial nos invita a pensar, a reflexionar y a ser capaces de reconocer en nosotros aquellos puntos que una inteligencia artificial no tiene ni podrá tener: nuestra humanidad.
Los adoscelentes y una oportunidad de oro.
Es hora de enfrentar una realidad que ya no podemos ignorar. Hoy en día la lucha más fuerte que nos encontramos es cómo hacer de la IA una aliada del progreso y no una enemiga que nos lleve a perder nuestras habilidades básicas, como mandar un correo en un tono formal para comunicar sobre un hecho importante. Corremos el riesgo de atrofiar nuestra mente, volvernos cómodos e incluso perezosos.
- Entonces, ¿por qué una oportunidad de oro?
En la actualidad, los adolescentes desarrollan su educación con la inteligencia artificial, estudian y realizan su día a día con ChatGPT, Copilot o Gemini. Tareas que antes solían llevar horas e incluso días hoy se pueden realizar en cuestiones de segundos, investigaciones de mercados con fuentes de información de diferentes partes del mundo se pueden encontrar y analizar con gran facilidad. Actividades repetitivas diarias se pueden automatizar y gestionar de forma sencilla, se pueden hacer y se hacen así ahora mismo.
Ahí es donde nace una oportunidad única para ellos, si todo esto se puede realizar rápidamente, ¿qué haces con el resto del tiempo? Es en ese momento donde se crea la oportunidad para todos los jóvenes de desarrollar su capacidad de reflexión, su pensamiento crítico y explorar la creatividad. Los jóvenes tienen una oportunidad única para poder desarrollar esas habilidades como inteligencia emocional, pensamiento analítico y sobre todo, nuestra humanidad. Tienen esa oportunidad y deben de aprovecharla.
Desarrollo humano en la era de las máquinas inteligentes
En la época de inteligencia artificial y de la automatización, resulta imprescindible poner el foco en desarrollar nuestras habilidades esenciales como inteligencia emocional, pensamiento crítico y nuestra creatividad, desarrollar en totalidad nuestra consciencia.
La inteligencia emocional le definimos como aquella capacidad para conocer nuestras propias emociones, y no tan solo las nuestras, si no también comprender las emociones ajenas. Para poder sobrevivir en un mundo donde las actividades fácilmente son reemplazadas por máquinas, debemos volver a poner el foco en las personas, empezando, ante todo, por uno mismo.
Como propone Daniel Goleman, debemos poner el foco en nuestro interior, desarrollar nuestra autoconciencia y autocontrol. Solo después de poder liderarnos a nosotros mismos, podremos poner liderar a otros y fortalecer nuestra empatía.
Desarrollar estos puntos ayuda a maximizar la utilidad de la IA:
- Podemos hacer que Copilot nos haga un trabajo de historia, pero nosotros debemos verificar las fuentes y contrastar la información
- ChatGPT nos puede redactar un correo, pero nosotros debemos ponerle el contexto emocional.
- Se puede crear una app que. con inteligencia artificial mejore el ambiente laboral o salud mental de los compañeros, pero es el líder quien debe guiar, empatizar y motivar
Para concluir, es esta la oportunidad de oro para los jóvenes. Hoy tienen la posibilidad de reducir el tiempo dedicado a todas aquellas actividades repetitivas que solían desviar nuestra atención de lo realmente importante. La inteligencia artificial nos regala tiempo. Podemos hacer las mismas cosas o incluso mejores y en menos tiempo y así tener tiempo para discernir, para reflexionar, para analizar nuestro día a día.
Los jóvenes tienen en sus manos la posibilidad de construir una sociedad más eficiente en términos de producción y tiempos, y al mismo tiempo, más humana en términos de conexión, empatía y valores. La era de la conexión nos vuelve a conectar.
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