Por Jan Taylor
Ayer, una amiga me comentó que le gustaría conocer mejor las aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial en su entorno laboral. Su preocupación era clara: no quiere quedarse atrás ni parecer desactualizada por desconocimiento. Todos hemos experimentado ya la satisfacción de mejorar un texto o transformar un documento con herramientas como ChatGPT, pero… ¿Qué más hay?
Su reflexión me pareció muy válida, y en gran parte, la comparto. Hoy en día, existen tantas herramientas y opciones que, en lugar de avanzar, corremos el riesgo de perdernos en la búsqueda, invirtiendo más tiempo en explorar que en aplicar.
Mi amiga es una profesional informada: acaba de completar un segundo máster, sigue las noticias y tiene criterio para distinguir lo que realmente le puede aportar. Sin embargo, se siente desinformada, abrumada por el exceso de posibilidades y la falta de una guía clara.
Como parte de la Cátedra de Pensamiento Analítico de Divina Seguros y ESIC University, creo que este es un momento perfecto para reflexionar sobre cómo nos informamos sobre nuevas tecnologías, y el valor que tiene contar con alguien que nos acompañe y oriente en ese proceso. Probablemente me planteó esta inquietud porque sabe que, desde ESIC Valencia, ayudamos a los profesionales a maximizar su valor laboral a través de técnicas innovadoras pero validadas.
Toda técnica requiere un esfuerzo inicial antes de ver resultados. Si apostamos por una herramienta que luego no cumple con nuestras expectativas —ya sea por su coste, complejidad o escasa funcionalidad—, surge inevitablemente la frustración. Y también la sensación de tener que empezar de cero.
Entonces, ¿cómo nos informamos hoy en día? Google es, sin duda, nuestro primer recurso. Pero, entre tanto SEO optimizado por empresas con intereses comerciales, ¿cómo filtramos lo que realmente nos sirve? ¿Podemos confiar en que, tras una búsqueda, estamos realmente informados?
Antes del auge digital, acudíamos a bibliotecas. Y sabíamos que, para resolver dudas complejas, no bastaba con la biblioteca del barrio: había que ir a una más especializada, o bien preguntar directamente a un experto. Con internet, este principio sigue vigente: la clave está en elegir bien nuestras fuentes, ya sean gratuitas o de pago, y saber cuándo necesitamos el consejo de alguien con experiencia.
¿Y qué tal un curso específico de IA aplicada a su sector? Es una opción muy válida. Los cursos cortos y especializados pueden adaptarse con agilidad a las nuevas tendencias. Sin embargo, su valor depende en gran medida de la calidad del profesorado y de la institución que los imparte. Además, ofrecen la perspectiva de uno o pocos expertos, cuando a veces lo más enriquecedor es contrastar múltiples puntos de vista.
Ahí es donde entran en juego los congresos. Espacios breves pero intensos, donde se dan cita profesionales, investigadores y líderes del sector para compartir los avances más recientes y casos reales. Un congreso permite no solo aprender, sino también inspirarse y crear conexiones humanas.
Por eso le recomendé a mi amiga asistir a IMAT 2025, el Congreso Internacional de Innovación Aplicada, que se celebra el próximo 26 de junio. Es un evento centrado en lo más vanguardista de la innovación aplicada en el ámbito educativo. Más allá del conocimiento que ofrece, la energía de estar rodeado de personas con entusiasmo y visión de futuro es transformadora. Y, en apenas uno o dos días, la transferencia de conocimiento puede ser mucho más rica que en cualquier otro formato.
Este tipo de eventos conecta a los asistentes con expertos del más alto nivel, y lo hacen de forma personal y directa. Están diseñados precisamente para orientar a los profesionales en lo más actual de su sector, sin que eso suponga una gran inversión de tiempo.
Por todo eso, he animado a mi amiga a asistir. Estoy segura de que le será de gran ayuda. ¿Y tú, te apuntas?